Los especialistas recomiendan que no se remueva la cera de los oídos a menos que esté causando un problema. De hecho, tener cierta cantidad de cera (cuyo término médico es cerumen) es saludable, ya que protege al interior del oído, especialmente a la membrana del tímpano. Típicamente el oído se limpia por sí sólo.

Por otro lado, el exceso de cera no es bueno ya que puede acumularse y bloquear el canal. Esto puede suceder en las personas que tienen eczema y producen un exceso de piel seca que se descama y hace que la cera sea abundante y dura. Algunas personas simplemente nacen con la predisposición de producir más cera que se endurece y, con la edad, las secreciones de las glándulas pueden cambiar de consistencia y la cera no sale tan fácilmente. También el uso de audífonos puede aumentar la cantidad de cera en los oídos.

Lo más recomendable es limpiar nuestros oídos diariamente cubriendo un dedo con una toallita húmeda y limpiando alrededor del oído externo. Se puede hacer después de lavarse la cara o al salir de la ducha.

Lo que debemos evitar es:

  • Usar bastoncitos de algodón, clips de papel, pasadores… ni ningún otro objeto en el canal auditivo ya que se puede empujar la cera más profundamente e incluso lastimar el tímpano.
  • No irrigar los oídos con agua si se tiene el tímpano dañado, perforado, o si se ha tenido una operación previa en ese oído o una infección del oído medio.

Es recomendable acudir al médico o al otorrino en caso de:

  • Dolor de oído.
  • Taponamiento del oído.
  • Disminución o pérdida de la audición.
  • Zumbidos o ruidos en el oído (tinnitus).
  • Mareo.
  • Tos.

No se puede saber al 100% si se trata de un bloqueo por exceso de cera a menos que un médico nos examine el oído. Estos síntomas podrían deberse a otra condición, por lo que es importante acudir a un especialista para descartar otra posible patología.

José García Delgado

Enfermera de Kuido Alcalá de Henares