La artrosis degenerativa es la patología más frecuente entre las enfermedades reumáticas, seguidas por la artritis y la fibromialgia.
En común todas ellas tienen el dolor, la incapacidad funcional y ciertas deformaciones características. Su forma de aparición puede ser progresiva o repentina, adaptándose mucho mejor de la primera forma y siendo mucho más costosa la adaptación del usuario a la aparición repentina de la enfermedad.
Si bien es cierto que los ojos son el espejo del alma, las manos son en innumerables ocasiones la herramienta que muestra lo que sentimos y/o queremos expresar. La artrosis es, como ya hemos aclarado, una enfermedad degenerativa, siendo común que el avance de la misma produzca deformidad y dificultad para mover los dedos.
Desde la Terapia Ocupacional (T.O.) se fomenta una mejora en la calidad de vida de los pacientes. El papel del terapeuta ocupacional es ayudar al usuario a desarrollar y/o recuperar habilidades importantes para favorecer la dependencia funcional, mejorar de esa forma la salud y recuperar el bienestar perdido. Se trabajan las Actividades Básicas de la Vida Diaria (AVD’s) haciendo hincapié en aquellas que el usuario trabaja más en su casa y/o vida cotidiana, como son las áreas que engloban el autocuidado, entorno y ocio.
En esta intervención, los terapeutas ocupacionales nos marcamos como objetivos mejorar o mantener la función dañada, al igual que favorecer la independencia en las AVD’s, el alivio del dolor, minimizar los daños producidos por la aparición de la artrosis. Para ellos nos valemos de la creación o modificación de las actividades que que nos ayuden a mejorar la función y a aliviar los síntomas, en el caso de que fuera necesario, la creación de férulas para la correcta alineación de las articulaciones, que del mismo modo nos ayudarán a controlar el dolor, y primordialmente realizaremos una tarea de educación y entrenamiento para que el paciente con artrosis pueda llevar a cabo sus habituales ocupaciones con los mínimos cambios o modificaciones precisos.
No obstante, y pese al proceso rehabilitador descrito, existen casos en los que la intervención habrá de centrarse en aspectos menos físicos. En tales casos, la intervención del terapeuta ocupacional se centrará en aspectos externos al paciente, como el entorno, haciendo las modificaciones que sean necesarias para minimizar la dependencia del individuo en la realización de las AVD’s. Para ello pueden utilizarse productos de apoyo, ergonomía, simplificación de tareas, etc.
Para la intervención con el usuario, el terapeuta ocupacional marcará un plan personalizado de tratamiento que incluirá previamente una evaluación específica de la mano artrósica.
Podemos concluir que, entre las funciones principales del terapeuta ocupacional, está la de asesoramiento al usuario y familiares, modificación de tareas, creación de férulas para la prevención de deformidades y reeducación en las AVD’s.
Rebeca García Espartosa
Directora y Terapeuta Ocupacional de Kuido Alcalá de Henares